Reflexión
Poner en un común una idea –finalidad
de la comunicación- mediante un escrito es una empresa un tanto atrevida, pues
para ello es necesario considerar elementos como, la audiencia a las que nos
vamos a dirigir, la situación para la que vamos a escribir, el lenguaje que
vamos a utilizar, etc. Entonces, establecer una comunicación efectiva mediante
un escrito es todo un reto, pero no imposible, porque como lo podemos leer en
los discursos de oradores como Martin Luther King Junior, poner en común una
idea y además exaltar los sentimientos mediante un escrito es posible. En el discurso
podemos identificar el uso de la metáfora, la anáfora, el epíteto y otros
recursos retóricos para comunicar ideas y sentimientos. Porque, aunque este
discurso fue pronunciado hace más de 50 años en Washington a los pies de la
estatua de Lincoln, aún hoy al leerlo despierta cierta emotividad en los
lectores.
Sin embargo, las ideas que Luther
King, expresa mediante este discurso están estructuradas de tal forma que el
mensaje impacta de forma directa a las audiencias, además de que es un momento
nodal en el que se pronuncia este discurso, las condiciones son idóneas y el
mensaje es bien descodificado por los receptores. Pero cuando esta claridad no
existe en el discurso escrito, surgen diversas interpretaciones y por
consiguiente las ideas que se pretenden comunicar nunca son entendidas o solo
parcialmente.
Pienso que para que un escrito
pueda transmitir “fielmente” la idea o ideas que lo integran, es preciso
ordenar lógicamente las ideas, tener conocimiento y hacer uso adecuado de los
signos de puntuación, abundancia en el lenguaje. Así como las características
específicas de la audiencia con la que se pretende establecer la comunicación.
Estos son algunos de los
elementos que pienso, debemos considerar al momento de pretender comunicar una idea
mediante un documento escrito.